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Al Jardín por primera vez… Consejos para los Padres:

La actitud de los padres y de las educadoras de párvulos es vital para que los primeros días en el jardín infantil sean el comienzo de una experiencia enriquecedora y un período feliz. La actitud de los padres puede contagiarse a los niños, ellos estarán muy atentos a cualquier muestra de inseguridad o nerviosismo.

Le han dicho que irá a un lugar con niños como él, donde jugará mucho con unas tías muy amorosas, que hay un refalín. El niño escucha lleno de excitación. Le preguntan si mañana quiere ir y dice que sí.

Al día siguiente, los padres le toman una fotografía con su pelo bien peinado y su delantal. Cuando llegan al jardín, el niño rompe en un llanto inconsolable y la «tía» dice que «es normal», pero sigue llorando, los van a llamar. Con el corazón apretado, la mamá se pregunta: ¿Cómo pudimos habernos preparado mejor?, ¿estará muy inmaduro todavía para el jardín infantil?

«La edad más aconsejable para empezar a llevar a un niño o niña al jardín infantil es relativa. Si el niño es menor de 2 años y la madre trabaja es aconsejable que se lo lleve a una sala cuna, si no cuenta con una persona idónea que lo cuide», explica la sicóloga Susana Kohan. Desde el punto de vista del desarrollo alrededor de los 2 años los niños y niñas se interesan por interactuar con otros, por lo tanto, esa podría ser una edad oportuna. Sin embargo, desde el punto de vista del aprendizaje, la mayor oportunidad de aprendizaje en la vida es antes de los 2 años. En este periodo se producen las mayores conexiones neuronales, si se cuenta con un ambiente estimulante. Por lo tanto, asistir a un jardín infantil desde los primeros meses de vida puede ser muy potenciador de las capacidades de un párvulo.

Pero cualquiera sea la edad del párvulo, ese primer día será vivido de manera única por cada niño. Los procesos de adaptación varían por una infinidad de factores. Una niña o un niño que se siente querido, reconocido y respetado, sin lugar a dudas que su actitud frente al primer día de actividades va a ser positiva porque él o ella se siente seguro. Ahora bien, si la experiencia previa de un párvulo es de abandono o incertidumbre, lo más probable es que le va a costar mucho más adaptarse, llorando de manera insistente los primeros días. Si esta reacción durara por más de una semana, sería bueno intentar averiguar si el niño se siente mal por algo específico o está sufriendo de un trastorno más serio.

Muchos niños viven esa sensación de abandono cuando sus padres salen y no les dicen que no van a estar, pensando que así les evitan un sufrimiento. Lo cierto es que esto para un niño es traumático. De pronto, sus padres desaparecen y, como no tiene noción del tiempo, la incertidumbre es enorme. Si se le dice al niño que los padres van a salir, que van a volver y le muestran en el reloj a qué hora van a volver, los niños por muy pequeños que sean, lo van a comprender.

Cuando los padres lleven a su hijo a una sala cuna, deben chequear que esta tenga las puertas abiertas, que sea un lugar donde se les permita entrar a todas sus dependencias, a cualquier hora. Los padres deben tener la facilidad para conocer el lugar donde se preparan los alimentos, donde se mudan, etc. También deben velar porque exista un espacio educativo seguro, donde se evidencia las medidas de protección. Lógicamente, el personal debe ser calificado; y su actitud debe ser receptiva, cálida, alegre y contenedora con los párvulos. Aunque se trate de una sala cuna –y sobre todo porque se trata de niños cuyo cerebro está en formación– el jardín infantil debe contar, necesariamente, con un proyecto educativo o plan de trabajo para el nivel.

¿Qué actitud deben tomar los padres para ayudar a sus hijos en su incorporación al jardín infantil?
Si los padres se muestran temerosos, angustiados, preocupados, etc. la lectura que hace un niño o una niña es «cómo será de espantoso ese lugar que mi mamá o mi papá está tan preocupado, seguramente algo terrible me va a pasar. Por lo tanto lloro y hago todo lo posible para que no me dejen ahí, porque es peligroso para mí»
Por el contrario, si los padres se muestran contentos de que el niño asista al jardín infantil, se muestran confiados, seguros y tranquilos, el niño pensará «ese debe ser un lugar muy bueno para mí».

Extraído desde EducarChile.cl

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