Adquisición del lenguaje.
ESTIMULACIÓN AFECTIVA PARA CRECER MEJOR
Lo que todo padre debe saber acerca de la adquisición del lenguaje de su hijo.
Cuando los niños tardan en hablar los padres se preocupan, al igual que los profesionales quienes buscan explicaciones y ponen en práctica su quehacer pedagógico. Sin embargo, la adquisición del lenguaje se da en un ritmo muy personal donde inciden diversos factores, como por ejemplo la interacción social.
El lenguaje es una conducta específica de la especie humana, el entorno donde el niño se desenvuelve es el que lo estimula, cuantas más palabras escucha más rápido las aprenderá.
Las primeras interacciones sociales son las que establece con sus padres. Con ellos intercambia emociones, a través de un contacto directo con sus sentidos. El bebé es capaz de identificar el olor de su madre, calma su llanto si se le acuna con un chaleco de ella. Reacciona ante ruidos súbitos; deja de lloriquear y, habitualmente, dirige la cabeza hacia al sonido de una voz que se aproxime a él. El recién nacido duerme la mayor parte del tiempo, pero menos cuando se le da pecho o se le toma en brazos. Sus expresiones, con el tiempo, se van haciendo cada vez más evidentes a una respuesta social.
La arquitectura cerebral del recién nacido depende fundamentalmente de la estimulación que proviene del entorno. Según Patricia S. Churchland, de la Universidad de California San Diego, el lenguaje es fundamental para la “Comprensión Cognitiva”: “ayuda a categorizar el mundo y a reducir la complejidad de las estructuras conceptuales a una escala manejable.
El lenguaje es una actividad que depende en alto grado de factores epigenéticos que están presentes en el entorno, como por ejemplo, el lenguaje de los progenitores y el nivel sociocultural presente en el hábitat, puesto que esta es una actividad que es inicialmente imitativa. También influye la calidad y cantidad del aporte nutricional (Soto Moyano: “el déficit nutricional durante la vida pre-natal aumenta la actividad central de Noradrenalina. Dado que la Noradrenalina regula el desarrollo de las neuronas, el efecto de la desnutrición puede resultar desbastador sobre el Sistema Nervioso Central”). Además, influyen los componentes afectivos, niveles de motivación y creatividad que han de estar presente durante el desarrollo y consolidación del niño.
La estimulación “afectiva temprana” posee una importancia crucial para que el niño crezca de manera armoniosa, desarrollando al máximo sus potencialidades genéticas.
El mejor consejo para fomentar el lenguaje en el niño es hablarle desde que nacen, incluso cuando están en el vientre, además instarle a usar correctamente las palabras, en relación al vocabulario y a la pronunciación.
Sin embargo, no se trata de abusar y de guiar al niño en una educación anticipada, sino que hay que motivarlo de acuerdo a sus intereses, permitiéndole usar todo su potencial; de esta forma, utilizará al máximo sus capacidades. Se debe cuidar el brindarle las mejores condiciones para que sea feliz y se integre al mundo que lo rodea.
Jeannette Ardouin Toro
Educadora de Párvulos
Magister en Educación Infantil